martes, 20 de abril de 2010

Matar por encargo

Maolis Castro y Patty Fuentes Gimón / Diario TalCual

Eliseo es conocido en su área como "Tiro Loco". Es alto, cabello rulo, delgado y de mirada opaca. Sin embargo, su apodo no obedece a su semejanza física con el dibujo animado, sino a otros motivos menos alentadores.

"No se le escapa un trabajo de las manos porque está acostumbrado a no dejar evidencias y cerciorarse de que esté completado", así suelen promocionarlo en su entorno, por eso es contratado usualmente para perpetrar asesinatos.

Aunque el sujeto se disguste al calificar sus prácticas como sicariato, no es el único y está convencido de que emprendió este camino porque es "una forma de vivir" a través de la muerte.

Todo se inicia cuando lo llama un "Equis, quien es el superior de El Rodeo (una manera de denominar a quienes se encargan de canalizar este cruel negocio). Luego, éste me dice: `el mío, pendiente de un 52, un express’ (una persona relevante, quien sería la víctima)".

"Tienes que buscar al zapato nike en la Cuarta Transversal de Los Palos Grandes. Es el modelo alto, gordito, igual al que te mando en la foto.

Pendiente de controlar cuando llegues a la tienda, porque si no se agotan. Saludos a los niños y a mi mamá (las personas que pagarán dinero por el homicidio)", así indica el sicario cómo concreta una primera etapa de esta modalidad delictiva, que se popularizó en Venezuela hace unos ocho años.

La explicación es complementada por el criminólogo Javier Gorriño, quien señala que estas ejecuciones son importadas de Medellín, Colombia. A su juicio, sus causas se han ampliado y, usualmente, sólo ciertas personas acuden a la modalidad delictiva.

Según Gorriño, era empleado casi únicamente por narcotraficantes para saldar cuentas y personas con poder adquisitivo. "Autor intelectual que quiere matar a alguien por una venganza. Protegerse judicialmente, prefiere pagar", refiere.

La muerte de Andreína Gómez de Guevara, estudiante de la Universidad Católica Andrés Bello, ocurrido el 31 de mayo de 2007, fue ordenada por una de las dueñas del Bloque De Armas, Milagros De Armas. Fue un crimen pasional, en el que la autora intelectual contrató a los sicarios para asesinar a la pareja de su amante.

Recientemente, el homicidio del secretario del Consejo Legislativo de Miranda, Gustavo González, a manos de dos sujetos que se transportaban en una motocicleta, y se estacionaron en un restaurante para llamarlo por su nombre y matarlo, volvió a resaltar la polémica del sicariato como modalidad delictiva en Venezuela.

Henrique Capriles Radonski, gobernador de la entidad y amigo de la víctima, dijo que "a Gustavo lo mató la impunidad", luego de mostrar cifras de personas acusadas de homicidios que habrían sido dejadas en libertad.

A juicio de Gorriño, este fenómeno se potencia cuando existen condiciones de pobreza extrema. "Muchachos jóvenes, entrenados para no fallar y hábiles en el manejo de armas de fuego son prestos para ejecutar estos actos porque desean ganarse una fuerte cantidad de dinero, sin importarles perder la vida", acotó.

Contratar a un sicario es un cheque en blanco, pues depende de condiciones que escapan de la improvisación. "Si a mí la gente no me da buena fe, yo hablo claro y les digo: `no el mío, yo trabajo con mis implementos. Veo qué necesito. Pongamos que quiero saber cómo es la casa, si es arrecho entrar y salir, si tengo cerca una Cota Mil, si tienen seguridad. Todo eso ayudará a poner el precio", dice Eliseo, quien cobra desde 40 mil hasta 300 mil bolívares fuertes.

SE ESCAPA DE LAS MANOS
Los registros del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas escasamente logran cuantificar la cifra de sicariatos en el país.

Existen crímenes que se asemejan a la modalidad, pero después de experticias suelen despejarse sus causas. Miguel Dao, ex director del Cicpc, detalla que los estados ubicados en la frontera con Colombia presentan una mayor incidencia.

"Es un fenómeno migratorio. En Venezuela, el sicariato no era una referencia como actividad delictiva. Eran casos extraños, ha sido una migración evidente", expresa.

Sólo en Táchira, según fuentes policiales, se registraron 238 muertes de personas por encargo en los primeros 10 meses del año. La cantidad obedece a casos comprobados, pues existe otro excedente que está siendo investigado.

De acuerdo con el ex director del Cicpc, "en Venezuela circulan más de 17 millones de armas ilegales que se consiguen fácilmente con 10, 15 ó 20 mil bolívares fuertes. Esto facilita la incidencia en delitos, es un problema que al Gobierno se le fue de las manos.

No es lo mal que estamos, sino lo peor hacia donde vamos. Aún no hemos pisado fondo", concluyó el ex funcionacio.

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