Patty Fuentes Gimón
Ayer los reclusos de la cárcel Rodeo I, ubicada en Guatire, acordaron cesar el enfrentamiento para, entre otras cosas, poder recibir la visita de familiares y amigos el próximo domingo, Día del Padre.
“Abrieron el portón que divide el anexo con la torre y se dieron la mano. Van a cesar los tiroteos porque muchos de ellos ni siquiera han reconocido a sus hijos o no han podido verlos en mucho tiempo”, aseguró Joel Suárez, hermano de uno de los reos.
La decisión se concretó luego de que los diputados Juan Soto (del PSUV) y Oscar Ronderos (de la MUD), miembros de la Comisión de Culto y Régimen Penitenciario de la Asamblea Nacional, se reunieran con los “pranes” del centro carcelario y firmaran un pacto de convivencia.
A los verdes les gusta la pelea
Para algunos familiares, gran parte de la responsabilidad de que la tensión se prolongara por cuatro días la tienen los efectivos de la Guardia Nacional. “Los verdes amenazan con hacer una requisa y un traslado masivo. El miércoles en la noche buscaron meterse en la cárcel y las mujeres que intentaron impedirlo llevaron más palo que gata ladrona. Los guardias son los que están incitando a que siga la violencia. Si los internos no están en paz, no tienen luz, agua ni comida, se van a volver a alterar”, advirtió Génesis, esposa de un reo de Rodeo I.
El miércoles los familiares no pudieron visitar a los reclusos, pero lograron pasar la comida; sin embargo, no todos la recibieron. “La comida les llegó piche por el solazo que había. Pasamos toda la noche intensa pensando que se iba a meter la guardia. No podemos vivir en un desasosiego así. Somos seres humanos y merecemos respuesta. Un muchacho se murió adentro por falta de atención médica”, relató la madre de uno de los detenidos.
La mujer también denunció que las autoridades no les dicen la verdad. “Con este nerviosismo no podemos irnos a nuestras casas. Lo que quiero es entrar a ver a mi hijo y, si está bien, me salgo enseguida. He sabido de él por mensajes que me ha mandado. Si no, me hubiese metido pa’ allá como sea. Me dijo que no tiene comida, pero que con cualquier cosita se conforma. El Gobierno nos niega la verdad; con el corazón en la boca no puedo estar en mi casa. Aquí, frente al penal, estoy cerca por lo menos evitando que lo trasladen”, dijo.
Los niños también sufren
Yeliana tiene con uno de los reclusos una niña de casi 3 años de edad y está esperando a otro pequeño que puede nacer en el transcurso de esta semana. A pesar de su condición, la mujer no ha dejado de asistir todos los días a las afueras de Rodeo I por temor a que lo trasladen a otra prisión.
La esposa del reo relata que el Día del Padre suele ser agradable, dentro de lo que se puede, en el penal. “Cuando hay visita de niños, eso lo ponen bonito, lo organizan, unos se ayudan a otros, ponen bombas, piñata, piscina y colchones inflables”, expresa.
Sin embargo, manifiesta su preocupación por lo que pueda pasar este domingo. “Me da miedo pasar a mi hija para allá. A lo mejor suspenden la visita. ¿Quién va a querer llevar a los niños con este problema y con los guardias que los revisan? Hace 15 días hubo visita de niños. A mi hija la revisaron por todos lados, le quitaron la ropa. Sólo falta decirle que se agache, como lo hacen con nosotras. Yo siendo la madre de ella no voy a meterle cualquier cosa porque sé que la perjudico a ella, a mi esposo y a mí. La bebé siempre me pregunta por su papá y yo le digo que está trabajando. Ella cree que la cárcel es su sitio de trabajo”, cuenta.
Por su parte, Génesis tiene una niña de 9 meses y su esposo tiene 25 días retenido en Rodeo I. Ella asegura que no va a llevar a su pequeña a la visita del domingo porque le da miedo “con este despelote”.
“En la última visita que hubo, tuvieron que sacar a los niños ahogados porque había mucha gente y calor. Eso pasa porque cada seis meses es que dejan que los presos vean a sus hijos. Debería ser cada quince días para bajar la cantidad de gente. Todas somos madres y ellos siempre tienen deseos de ver a sus hijos”, señala.
La mujer expresó su angustia por lo que está pasando. “Juegan con los sentimientos de uno. No he podido dormir porque no sé cuando me va a sonar el teléfono diciéndome que allá adentro se están matando. Esto no es vida para nadie. Ellos están ahí porque cometieron un error pero son seres humanos. ¿Qué están esperando? ¿Que sigan los muertos? Pareciera que al Gobierno no le importa. Si esto sigue así, haremos una huelga de hambre porque esto no es justo”, sostuvo.