miércoles, 26 de mayo de 2010

Impunidad descarada


Eran las 7:20 de la mañana de un jueves como cualquier otro. Sólo faltaban cinco días para que Mijail cumpliera 24 años.

El joven esperaba a su madre fuera de su casa, en el sector Ezequiel Zamora de Barquisimeto, cuando se presentaron dos sujetos que lo obligaron a salir de su camioneta Terios y ubicarse detrás de ella. A los pocos segundos, le dieron tres disparos que le quitaron la vida, huyeron hacia un Malibú azul que los esperaba y desaparecieron.

Hoy, después de seis meses, siguen desaparecidos. “El primer detenido se dio dos días después y fue una persona desconocida que se presentó en el diario El Informador pidiendo protección por haber participado en el asesinato de mi hijo. Ese hombre dijo que él vino a mi casa a robar para conseguir una platica para diciembre, pero como mi hijo se le fue encima, tuvo que disparar. Lo detuvieron, pero se pusieron de acuerdo para dejarlo en libertad por haber sido un robo y no un sicariato. Lo sacaron por la parte de atrás del tribunal, por donde sólo puede estar personal autorizado”, relata el padre de la víctima, Víctor Martínez.

Pero Martínez no titubea al afirmar que su hijo fue víctima de sicarios, pues el hombre que se declaró culpable confesó haber asesinado en ocasiones anteriores.

“Era sicario, había matado hasta por una caja de cerveza. En una oportunidad mató a nueve miembros de una familia de paramilitares. Además, yo llevaba tiempo denunciando que me estaban amenazando por haber dado información sobre el narcotráfico dentro del Gobierno. Lo mandaron a matar porque no me hice cómplice de la vagabundería del Gobierno. Con eso intentan atemorizar a los que denuncian irregularidades de funcionarios”, dice.

César Vizcaya, representante del Comité de Víctimas contra la Impunidad en Lara, al que pertenecía Mijail, señala que esto es un pase de factura, porque “su padre tenía una posición frontal contra la corrupción y los grupos de exterminio del estado, así que decidieron golpearle donde más le duele: su hijo”.

Además, destaca que no le robaron la camioneta al joven, por lo que se puede intuir que se trató de un sicariato.

A los pocos días de la liberación, fue detenido un hombre llamado José Gregorio Daza, quien reconoció haber estado vinculado en el asesinato, pero luego confesó haber dicho cosas que no eran ciertas porque se vio obligado mientras lo golpeaban.

“Este fue otro montaje fraudulento para enredar la situación y cubrir a los verdaderos responsables”, agrega Martínez y dice estar seguro de quiénes son los autores materiales del homicidio.

FUNCIONARIOS QUE MATAN
Desde hace cuatro meses no ha habido ninguna detención, pero el padre de Mijail no se ha quedado tranquilo y ha avanzado en las investigaciones.

“El general Jesús Rodríguez Figuera le dio un dinero al comisario Jesús Núñez, quien pagó 30 mil bolívares a los sicarios que mataron a mi hijo. Núñez era quien llevaba el caso y resultó ser el jefe de la banda delictiva. Yo he puesto las denuncias, pero no los han puesto presos porque tienen padrinos en la dirección del Cicpc. ¿Por qué no me han denunciado por difamación e injuria? ¿Cómo es posible que este comisario lo que hizo fue entorpecer la investigación? Ahora se entiende todo al saber que él mata, roba y vende droga”, añade.

Martínez lamenta haber intentado la liberación del presidente Hugo Chávez el 27 de noviembre de 1992, quien “había prometido acabar con la inseguridad”, pues “ese mismo día, pero de 17 años después, tuvo que enterrar a su hijo “que murió en manos de los malandros del Gobierno”, dice el padre y también ex parlamentario del PSUV.

El padre de la víctima confiesa continuar enamorado de la vida y con más espíritu de lucha que antes. “La impunidad es la madre de la inseguridad; es un problema de salud pública porque los entes que deberían resguardarnos, participan en secuestros, robos y homicidios. Pero la muerte de mi hijo Mijail no va a quedar impune”, asegura.

VAN A LA FISCALÍA
Hoy a las 10:30 am, representantes del Foro por la Vida, diferentes ONG y medios de comunicación acudirán a la Fiscalía General de la República para entregar nuevas pruebas de la vinculación de funcionarios del Estado en la muerte de Mijail Martinez, quien fue asesinado hace seis meses.

¿QUIÉN ERA MIJAIL?
“Él era un joven soñador, sano, de carácter social y libertario. Formaba parte del Comité de Víctimas contra la Impunidad de Lara. Tenía muchas inquietudes por las letras, la música y era productor de radio, cine y televisión. Dejó diez composiciones de rock, 300 poesías inéditas y varias producciones audiovisuales”. Así lo describe su padre, Víctor Martínez.

martes, 25 de mayo de 2010

Asesinato anunciado

Por: Patty Fuentes Gimón / Diario TalCual

"Ya estamos por dar inicio a nuestro sistema de limpieza. Ya verán que todos estarán agradecidos con nuestro grupo... No respetaremos a nadie, así que las esposas, hijos, madres, hermanos, amigos y familiares de esas sucias escorias que vamos a resaltar retírense porque así los abracen, los escondan o se les abalancen encima el día del turno, igual van a morir con ellos", se advertía en los panfletos que circulaban en Portuguesa en junio del año pasado, donde la "Nueva organización del tristemente célebre Grupo Exterminio" amenazaba con asesinar a 126 presuntos delincuentes.

La intimidación no fue en vano. Elvis Mendoza Carvajal, de 29 años, resultó muerto a manos de funcionarios de la Policía de Portuguesa la mañana del pasado martes por múltiples impactos de bala en el pecho, la espalda, el brazo y la cabeza. Es el cuarto miembro de la familia asesinado por cuerpos de seguridad de ese estado.

"La policía nunca nos ha dejado en paz. Esta fue una muerte anunciada desde que nos enteramos de que los seis policías que mataron a nuestros tres familiares habían salido en libertad y ya estaban otra vez patrullando en las calles. Sabíamos que iban a hacerle daño a Elvis o a cualquiera de los nuestros", manifestó Mariela Mendoza, hermana del joven asesinado, quien también aseguró que, aunque su familia tiene una medida de protección emitida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, nunca se han sentido protegidos.

De acuerdo con los testimonios de los familiares, Elvis Mendoza, quien deja huérfanos a dos niños (de 5 y 6 años), se encontraba en una empresa de alimentos cuando varios funcionarios de la Policía de Portuguesa dispararon contra él frente a un grupo de obreros y a su padre, Ramón Mendoza, quien fue detenido en la Comisaría de Páez durante casi un día.

VIVIR CON MIEDO
En el año 2000, un grupo de efectivos policiales allanaron la vivienda de la familia Mendoza, ubicada en el sector 8 de Baraure II, en el municipio Araure de Portuguesa, y se llevaron detenidos a tres de los hermanos: Ender, Gonzalo y Alexander, quienes posteriormente aparecieron asesinados.

En octubre de 2002, la CIDH otorgó medidas cautelares a favor de esta y otras familias víctimas de amenazas en Portuguesa. Dos años después, Mariela Mendoza resultó herida de bala en la espalda, la mano y el antebrazo por un sujeto armado vestido de civil cuando reposaba frente a su casa.

Desde entonces, la familia Mendoza Carvajal no ha conseguido la paz, pues en repetidas ocasiones ha sido víctimas de ataques.

"Estamos preocupados porque teníamos una medida cautelar que nunca se cumplió. No hay duda de que haya sido la Policía de Portuguesa la que mató a mi hermano, pues fue a plena luz del día frente a muchos vecinos", señala el hermano de la víctima, Luis Mendoza.

PATRÓN REPETIDO
"Los grupos de exterminio aparecieron hace aproximadamente ocho años en Portuguesa. El modus operandi que utilizan siempre es muy parecido: le quitan la ropa a la víctima, le botan la documentación, lo dejan en una zona solitaria y aparece torturado", explica César Vizcaya, representante del Comité de Víctimas contra la Impunidad en Lara.

La directora de Cofavic, Liliana Ortega, denuncia que la impunidad ha prevalecido en todos los casos de este tipo.

"El promedio de investigaciones está por el orden de 600 al año. La mayoría de estos casos no llegan a juicio, por eso se repiten los fenómenos parapoliciales que siempre tienen el mismo patrón: grupos compuestos por civiles y funcionarios policiales que extorsionan a personas, realizan detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales", añade.

Vizcaya asegura que en estos sucesos la justificación que se da es que los asesinados eran delincuentes, pero "a veces lo que realmente pasa es que no se bajaron de la mula o no pagaron la vacuna".

"Normalmente eso es característico. Si no pagan los 10 mil bolívares ó 15 mil bolívares que les piden, les quitan la vida y luego descalifican a la víctima para justificar su delito", agrega.

Elvis Mendoza pasó seis años tras las rejas por robo de automóviles y hacía tres años que había recuperado la libertad. "Ya él no estaba metido en problemas. Jugaba fútbol y trabajaba en el Instituto de Deporte del municipio Araure. Lo que pasa es que la policía tiene un roce con nosotros desde hace muchos años", dice Luis Mendoza.

Por su parte, Vizcaya aclara que "aunque haya tenido antecedentes penales, no se justifica el asesinato porque constitucionalmente no existe la pena de muerte en Venezuela".

lunes, 24 de mayo de 2010

"Esta no es tarea fácil"



Por: Patty Fuentes Gimón

Deivis no está tranquilo cuando baja por la calle Las Casitas de Petare. Desde hace ocho años no hace más que salir, de lunes a viernes, desde las 7:00 am hasta las 6:00 pm, a ganarse el pan de sus hijos en uno de los oficios de mayor riesgo en Caracas.

"Esta no es una tarea fácil", asegura, casi con desgano, cuando se le pregunta por su día a día. De 30 años, casado y con tres hijos, Deivis Vargas lleva ocho trabajando como mototaxista en Caracas. Antes era asistente de una empresa de Recursos Humanos, pero se dio cuenta de que con esta nueva labor podría generar mucho más dinero.

"El ingreso fue lo que me hizo trabajar como mototaxista. Antes ganaba 1.200 bolívares al mes más cesta tickets. Ahora gano cuatro veces eso. En un día puedo hacer 300 bolívares y al mes hago mínimo 4.000 bolívares y máximo 8.000", dice.

¿Cómo se le ocurrió trabajar de mototaxista?

Eso fue cuando empezó la fiebre del mototaxi. Yo tengo cuñados que siempre han sido motorizados y ganan mucho al día. Yo saqué cuentas y decidí meterme en mis tiempos libres como motorizado. Daba mis vueltas en Chacao durante dos años y hace cinco años me uní a la Cooperativa Centro Plaza Express.

¿Cómo es su día?

Todos los días son diferentes. Yo casi siempre trabajo con clientes fijos que piden, desde que les haga el mercado, los lleve a algún sitio, hasta que les lave el carro o les lleve un documento a alguna parte.

Vargas considera que los días son tranquilos siempre que los conductores de vehículos estén pendientes de la vía. "Hay personas que van mandando mensajes, viejitas que se cambian de canal sin ver a los lados y chamos que llevan la música a todo volumen... no tienen cuidado ni tienen el sentido donde es y eso hace que tengamos muchos accidentes", asegura.

¿Y los robos?

Más que todo son en los semáforos o en los sitios más solos. Sobre todo pasa en el municipio Libertador y, a veces, en Sucre. Una vez estaba llevando a mi esposa al Pérez Carreño porque ella trabaja ahí. Eran casi las 8:00 am y en pleno estacionamiento del hospital me montaron una pistola y me quitaron la moto. Luego me compré otra con mis ahorros para poder seguir trabajando.

¿A tu esposa le gusta que seas mototaxista?

No, porque es mucho peligro. Ella quiere que vuelva a lo de antes, pero es muy difícil porque ya me acostumbré a trabajar por mi cuenta. No quiero volver a entrar a una empresa donde tenga un patrón que me grite. La única forma de que deje esto es que me consiga un carro para ser chofer de camionetica por puesto porque ahí también se gana bien.

¿Te gustaría ser taxista?

-No, chama. Eso es demasiada cola. Además, prefiero dañar la moto que el carro que tengo en mi casa. Un repuesto de un carro vale mínimo 400 bolívares, y el de la moto 80 bolívares. No vale la pena.

El motorizado vive en el barrio Carpintero de Petare desde hace ocho años cuando se casó con su esposa. Ahora tiene tres hijas: una de 4 años y unas gemelas de 3. Es bachiller y agradece que con sus ingresos puede vivir bien y ahorrar.

"Trato de no faltar nunca al trabajo más que todo por el `san’ que es un juego que hacemos un grupo de 10 personas en el que cada uno debe pagar como 200 bolívares diarios y el que lo organiza va guardando el dinero. Cada diez días una persona distinta sale premiada y se gana ese dinero dependiendo del número que le haya salido. Esa es la mejor manera para ahorrar. Yo me administro siempre. De los 300 bolívares que gano al día, doy 200 al que recoge el dinero y los otros 100 los guardo en mi casa", afirma.

TRABAJAR CON TRABAS

Laborar como mototaxista no es tarea fácil. Entre robos, asesinatos, accidentes, policías y lluvias los conductores deben buscar la manera de finalizar el día de manera productiva. "A mí nunca me ha robado un cliente pero a mis compañeros sí. Es esa gente que uno ve con una mirada rara y de una dice que no le va a hacer la carrera. Pero cuando sí los llevan pa’ donde piden, en plena autopista sacan una pistola y los mandan a bajar de la moto", relata.

¿Han matado a algún compañero suyo?

Sí, a uno lo mataron en Petare porque el que llevaba en la carrera tenía problemas y les entraron a tiros a los dos. A otros los han asesinado por andar enculebrados. Entran a la cooperativa y nosotros no sabemos quiénes son, de dónde vienen o qué mañas tienen y al tiempo nos enteramos que los agarró la culebra y los mató. También ha pasado cuando se oponen al robo. Yo no me opondría porque mi moto puede ser mi sustento de trabajo pero más gano estando vivo. Es mejor ir a recuperar la moto después. Muchas veces pagamos pa’ que nos la devuelvan, es como un secuestro express.

¿Cómo hace cuando llueve?

Mi día es fatal, pero igual trabajo porque todo el que se monta en una moto es porque tiene una emergencia y está apurado, no por comodidad. Las motos se han convertido en una necesidad. Además, hago encomiendas a empresas. Nosotros hacemos todo siempre y cuando sea legal: no montamos clientes que quieran robar, que tengan pistola ni droga. Hemos visto casos en los que los clientes llevan pistolas o drogas y luego es muy difícil demostrarle al policía que no estamos con esa persona.

¿Cómo es la relación de los mototaxistas con la policía?

Siempre tenemos problemas. Ahora estamos comprando puras motos chinas porque son las más baratas (cuestan entre 6 y 7 mil bolívares). Es un lío porque para que nos entreguen el título de propiedad, hay que meterse en Internet para que nos den la cita y esa página siempre está saturada, entonces se nos pasa el tiempo estimado para meter el papel. Ahí es que viene el matraqueo del policía. Como ven que no introdujimos el papel, buscan retener la moto, pero tenemos que calarnos darles 50 bolívares. Ese es el día a día. Hay policías que nos entienden pero hay otros que lo que quieren es plata.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

El ingreso.

¿Y lo que menos?

El peligro.