martes, 7 de septiembre de 2010

Su huelga no fue suicidio

Por: Patty Fuentes Gimón / diario TalCual

"Estamos muy consternados y asombrados por la decisión que tomó la Fiscalía y por la forma en que el Gobierno pretende usar todo su poder en contra de una familia humilde. No respeta ni siquiera la situación que estamos pasando por la reciente muerte de mi padre", manifestó en rueda de prensa Ángela Brito, hija del productor agropecuario Franklin Brito, quien falleció el pasado lunes 30 de agosto tras mantener durante nueve meses una huelga de hambre.

Dos días después de la muerte de Brito, la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, ordenó la averiguación en contra de los familiares del agroproductor por el presunto delito de inducción al suicidio.

Respecto a esto, Elinor Montes, representante del Colegio de Abogados de Caracas, explicó que "el derecho a la protesta pacífica mediante una huelga de hambre no es un suicidio" y que "el huelguista generalmente lo que quiere es que se le restituyan los derechos infringidos y el único método que encuentra para hacer valer su protesta y para que sea conocida por el mundo entero es el derecho a la huelga".

A través de un comunicado, el Colegio de Abogados manifestó su repudio a la violación de los Derechos Humanos de la familia Brito y recordó a las autoridades que la política de un país debe "garantizar el respeto de la dignidad de la persona humana, el equilibrio entre los poderes públicos, el Estado de Derecho y la democracia".

La hija del huelguista fallecido coincide con estas denuncias y señala que la fiscal, "en vez de iniciar procesos judiciales sin ningún tipo de basamento legal por simples llamadas anónimas, debería avocarse a los actos de corrupción que mi papá denunció en tantas oportunidades y a las condiciones de tortura que denunciamos cuando mi padre estaba recluido en el Hospital Militar, donde no se le permitía ser asistido por un médico de confianza y se le violaban sus DDHH".

Por su parte, la esposa de Brito, Helena Rodríguez, asegura que siempre tuvieron la esperanza de que el presidente Chávez diera una solución oportuna. "Jamás hubiésemos querido que falleciera y mucho menos de la manera en que falleció. Como familia estuvimos en la disposición de apoyar a mi esposo porque siempre supimos que era una lucha justa", añade.

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