jueves, 2 de septiembre de 2010

"Puedo perdonar pero no olvidar"


Por: Patty Fuentes Gimón / diario TalCual

Sus lágrimas no cesaban. Con desánimo se trasladaba hacia Río Caribe, estado Sucre, donde se llevaría a cabo el sepelio de su padre, Franklin Brito, a quien recuerda con orgullo. "Mi papá tenía unos principios, una ética y un espíritu muy férreos", expresa Ángela Brito mientras se sujeta su oscuro cabello.

Las esperanzas siempre estuvieron presentes. Durante siete años, la familia Brito nunca dejó de luchar.

Esas expectativas crecieron todavía más cuando la semana pasada el presidente del Instituto Nacional de Tierras, Juan Carlos Loyo, visitó al productor agropecuario en el Hospital Militar y prometió resolver la situación. Pero, una vez más, lo prometido no fue deuda.

La joven aún no puede creer que el Gobierno no diese respuesta a las solicitudes de su familia. Siempre estuvo preocupada por la salud de su padre, pero nunca imaginó que el fin de la historia iba a ser este: siguen sin justicia, sin soluciones y, ahora, sin el resguardo de su papá.

—¿Qué va a hacer ahora la familia Brito?
—Acudiremos a instancias internacionales a que nos orienten porque aquí, en Venezuela, ningún poder es independiente, no hay debido proceso y no vamos a obtener justicia. Eso quedó demostrado.

—¿Tienen pensado continuar con la huelga de hambre que llevaba Franklin Brito?
—No, no vamos a protestar porque ya vimos lo que le pasó a mi papá.

Ángela, sus tres hermanos (Francia, Franklin y José Franklin) y su madre, Helena, confiaban en que algún día llegaría la justicia. En muchas oportunidades se negaron a que el agroproductor prosiguiera con la huelga de hambre, pero siempre lo respetaron y apoyaron en sus acciones.

—¿Cuál es su opinión respecto a la decisión de su papá?
—La decisión que tomó mi papá fue personal. Respetamos su voluntad porque él estaba consciente de lo que hacía. Para entenderlo, habría que conocer bien su ideología. Te confieso que una vez rechacé su decisión y le pedí que suspendiera la huelga, pero él me explicó sus motivos y los comprendí. Él me decía que no se lanzó a una huelga de hambre de buenas a primeras, sino que antes acudió a todos los organismos competentes y no obtuvo justicia.

—¿Por qué cree usted que el Gobierno nunca dio su brazo a torcer?
—El Gobierno nunca hizo lo que tenía que hacer, porque Chávez mandó a resolver los problemas de mi papá, dijo que tenía razón, que estaba cansado de tanta injusticia y hasta mostró el título de propiedad de nuestras tierras, pero no solucionó nada. A los tres años, el Tribunal Supremo de Justicia no le dio la razón a mi papá para no hacer quedar mal al Presidente. El meollo de todo esto está en los hechos de corrupción.

—Su papá le pidió que perdonara al presidente Chávez. ¿Cree que pueda hacerlo?
—Soy capaz de perdonarlo porque mi papá me lo pidió, pero perdonar no significa olvidar. No le guardaré rabia ni tendré resentimiento hacia él, pero tampoco dejaré de reconocer que el Estado cometió muchos errores en el caso de mi padre.

—¿Piensa que se logró algo con la huelga de hambre y con la muerte de Franklin Brito?
—Como venezolana, espero que esto ayude a reaccionar al pueblo de Venezuela, a defender sus principios con tanto ahínco como lo hizo mi papá; que los ayude a no doblegarse ante ningún poder que se quiera imponer o que viole sus Derechos Humanos y no permita el acceso a la justicia, cosa que no debería negársele a ningún ser humano. Eso es lo que espero como venezolana. Pero como hija, siento que perdí muchísimo.

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