martes, 8 de febrero de 2011

"Aprendí a pintar en la cárcel"

Patty Fuentes Gimón
Las horas pasan lentamente en Ramo Verde. Leer libros, conversar con sus compañeros, escribir y hacer deporte durante los últimos ocho años no ha sido suficiente para que Julio Rodríguez Salazar “mate los minutos de ocio”.

Cuando en la cárcel ofrecieron un curso de pintura lírica, el ex sargento primero de la Policía Metropolitana no dudó en inscribirse. Fue tanto el esmero que le puso, que el pasado 12 de noviembre fueron exhibidos sus 17 cuadros a base de piedra molida en Miami, Florida, con el fin de recolectar dinero para sus familiares y, próximamente, presentará una segunda tanda de obras.

“En vista de la injusta condena que pesa sobre mis hombros, quiero y necesito seguir ayudando a mi familia”, expresó a través de una carta el ex funcionario condenado a 30 años de prisión por los sucesos del 11 de abril de 2002.

Con colores oscuros, rejas y cadenas, Rodríguez Salazar logró plasmar la tristeza que lo invade desde que fue separado de su esposa, sus siete hijos y su nieto. “Son ocho años con este sufrimiento y este dolor. Mi esposa viene casi siempre a la visita; ella es muy fuerte y mantiene la fe por delante de todo. Seguiremos luchando y esperando”, dice.

El ex PM de 47 años relata que, cuando fue detenido, tenía sólo un nieto y ahora tiene cinco: de 9, 4 y 3 años, uno de 1 año y el más pequeño que cuenta con 7 meses de nacido.

“Mis hijos siempre me traen a los niños. Tres de ellos no viven aquí y los he visto muy pocas veces… se la pasan preguntándome cuándo voy a visitarlos. Para mi hijo de 12 años ha sido muy difícil, pues pasó de ser un niño de 3 años a un adolescente de bachillerato. Le toca vivir la tortura de venir a verme todos los fines de semana; él es quien más me visita”, añade.

Un país sin futuro
Rodríguez Salazar utiliza la bandera de Venezuela y los colores azules para contrastar sus deseos de salir en libertad con la forma en que el país perdió su norte. “Aunque tengo muchas esperanzas de irme, no creo que con Chávez en el poder, pueda salir de aquí… Sé que saldré algún día, pero no sé cuándo”, lamenta.

El ex agente tendría hoy 30 años de servicio en la Policía Metropolitana y asegura que lo acusan de homicidio frustrado en complicidad correspectiva cuando “se demostró que la foto que utilizan para involucrarme era de muchas horas antes de que ocurriera el enfrentamiento y que muchos de los PM que estamos presos nos conocimos en este calvario, no antes”.

Transcurridos estos ocho años tras las rejas, el interno ya puede optar por una medida sustitutiva de la pena, pero según denuncia, el tribunal hace caso omiso de los trámites que ha introducido: “Esa gente es fuerte… ni les viene ni les va lo que nos pase a nosotros aquí”.

Su salud, incluso, se ha visto afectada por la negligencia de las autoridades. En diversas oportunidades ha solicitado ser asistido por un médico, ya que padece de problemas de vista. Sin embargo, aún no le han practicado el chequeo general.   
  
Fe ante todo
Julio Rodríguez Salazar confiesa que “hay días en que uno se va de boca y se le viene el mundo encima”. No obstante, asegura tener muchas esperanzas de salir pronto de la prisión, pues agradece que cuente con muchas personas que le brindan apoyo y le dan fortaleza. “Lo que nos interesa es buscar la forma de salir de esto. Mientras tanto, hacemos mucho ejercicio y trabajamos en lo que sea. Por eso, hace poco me entregaron un certificado de trabajo”, señala y hace énfasis en lo sarcástica que puede ser la vida: “Trabajé con el papá de Erasmo Bolívar y ahora estoy preso con su hijo”.

“Me han quitado todo cuanto han podido, pero jamás mi dignidad y mi responsabilidad para con los míos”  
Julio Rodríguez Salazar

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