miércoles, 28 de abril de 2010

Metro censurado

Por: Patty Fuentes Gimón / Diario TalCual

Leximar Montero, de 38 años de edad, ejercía el pasado martes sus labores de operadora del Metro de Caracas. Cuando llegó a la estación Plaza Sucre, uno de los trenes presentó fallas, por lo que tuvo que desalojar a los usuarios sin pensar que por eso iba a parar en la clínica: golpes, empujones, gritos, insultos y patadas por parte de quienes se resistían a abandonar el vagón le causaron heridas graves.

Montero forma parte de­ los 1.400 empleados del Metro de Caracas que viven preocupados por el riesgo que corren durante sus jornadas laborales. “Estas situaciones que atentan contra la seguridad personal de nuestros trabajadores se han ido incrementando en los últimos meses, tanto así que el personal operativo tiene fundados temores de actuar en procedimientos que involucren a usuarios”, asegura el secretario de Condiciones de Trabajo del Sindicato de Trabajadores (Sitrameca), José Luis Antequera.

Mientras Montero estaba siendo agredida en el primer vagón, otros tres operadores del cuarto vagón tuvieron que huir tras ser amenazados de muerte por “estropear el servicio” del subterráneo. “Estamos siendo etiquetados como saboteadores cuando la verdad es que no tenemos la culpa de que haya una falla en el Metro. En el caso del pasado martes, ese tren no debía seguir andando con usuarios adentro, pero ellos no entendieron y simplemente decidieron atacar a la trabajadora”, explica Antequera.

CALLAR PARA COMER

El psicólogo clínico Reinaldo Rangel llevaba 20 años trabajando en el Metro de Caracas. Hace seis meses fue despedido por razones que, a su juicio, fueron injustas. “Salí a defender los derechos laborales de mis compañeros para exigir sueldos justos. Por eso me desincorporaron. Violaron el decreto presidencial de inamovilidad presidencial. Fue un despido ilegal”, denuncia.

Hablar parece ser motivo suficiente para destituir de su cargo a los trabajadores del subterráneo. “Esto es terrorismo, es cacería de bruja. El personal no puede declarar nada a los medios porque inmediatamente es despedido”, asegura el asesor legal de la empresa, Jorge Escalona.

Rangel coincide con el abogado y argumenta que es por esto que conocer las cifras de operadores atacados por usuarios es casi indeterminable. “Se podría estimar que son entre uno y dos cada quince días, pero eso depende de muchas cosas. La directiva siempre trata de evitar que las cosas que causan impacto salgan a la luz pública. Los operadores ahora deben usar chaquetas negras o marrones para que nadie sepa que son trabajadores del Metro. Las pocas veces que algún empleado se ha defendido de un usuario, ha sido despedido y el pasajero se queda con la razón”, señala.

Aunque el representante del Sitrameca no dio cifras exactas de las veces en que los empleados del Metro han sido víctimas de la violencia de los pasajeros, se atreve a decir que cada vez son más seguidas las quejas de los trabajadores por las reiteradas agresiones físicas y verbales. “Al día siguiente de lo que le ocurrió a Montero, se presentó una situación parecida, pues un inspector del área de tráfico fue empujado y golpeado por tener que desalojar a los usuarios. Menos mal que el hombre pudo defenderse y salir corriendo sin llegar a mayores”, relata.

LA EMPRESA NO DA LA CARA

Hasta ahora, la junta directiva del Metro de Caracas no se ha manifestado respecto a estos episodios ni ha desmentido que los conductores sean los responsables de las deficiencias del subterráneo.

“No hay un representante de la empresa que acabe con esa matriz de opinión de que lo hacemos con mala intención, que haya manifestado públicamente que nosotros no tenemos la culpa y que admita que hay problemas en los trenes”, añadió Antequera.

El asesor legal considera que el presidente del Metro es el gran responsable del caos en el subterráneo. “No se les hace el mantenimiento adecuado a los trenes, la gerencia de seguridad está pintada en la pared porque no ha creado ningún plan para disminuir el clima de inseguridad, hay inestabilidad laboral, se están violando los derechos de la mujer, el contrato colectivo y la Ley Orgánica del Trabajo. En definitiva, la gerencia ha sido negligente”, afirma.

Es por esto que, a través de un comunicado, los representantes de Sitrameca exigieron al presidente del Metro de Caracas que dé la cara. “Señor ingeniero Víctor Hugo Matute López, estamos seguros de que con el poco tiempo que tiene presidiendo esta empresa de transporte masivo, ha podido confirmar la calidad humana de nuestros trabajadores… Exigimos de usted una expedita manifestación de voluntad para la solución a este grave problema”, dice en el texto.

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