Patty Fuentes Gimón
Foto: Saúl Uzcátegui
En ausencia del dueño del circo, los demás actores se esmeraron en dormir al público. La disertación de la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia cayó como somnífero para los 1.265 jueces que asistieron al acto de apertura del año judicial, realizado el sábado en el auditorio principal del TSJ.
Luego de que sonara la canción “Venezuela”, entraran las autoridades y se instalara el TSJ en pleno, a las 5:27 de la tarde el presentador del evento dio paso a las palabras de Luisa Estella Morales Lamuño, quien sería sucedida por el orador de orden Fernando Vegas Torrealba, magistrado de la Sala Electoral.
Mientras Morales Lamuño evadía el tema judicial y se encadenaba hablando de historia, los propios magistrados entablaban conversaciones paralelas y el público cabeceaba. No fue sino hasta después de media hora que la representante del máximo tribunal del país encaminó su discurso hacia el vamos a lo que vinimos.
Nunca faltan las focas. Aunque los jueces deben estar claros de que las acusaciones de incompetencia en contra del sistema judicial no son de gratis, muchos de ellos no dudaron en aplaudir a la presidenta del TSJ en todas las oportunidades en las que repitió: “Con esto, una vez más, mostramos el alto nivel de eficiencia de la máxima instancia judicial”.
Entre otras cosas, la magistrada se jactó de asegurar que en 2010 disminuyó considerablemente el retardo procesal. Sin embargo, reconoció que las leyes dictadas durante el actual régimen persiguen objetivos ideológicos y que “la estructura jurídica de Venezuela debe cambiar”.
El doctor Vegas Torrealba no desperdició la ocasión para enaltecer la labor del Estado rojo rojito y afirmó que, “sin duda, se ha avanzado en la gestión actual del Poder Judicial, en comparación con el decadente desempeño de la cuarta república, época en la cual las mafias judiciales lo degradaron”.
A diferencia de otros años, este fue un acto desabrido, que en gran parte transcurrió bajo una atmósfera sombría, acompañada de la voz parsimoniosa de la magistrada Morales Lamuño y la presentación de unas láminas con mapas de la Caracas colonial. El vacío que dejó el Presidente silenció en cierto modo a quienes, en otra circunstancia, se hubiesen puesto de pie y habrían exclamado con furor: “¡Uh, ah, Chávez no se va!”.
Disculpen, no pude asistir
Otra muestra del desorden del sistema judicial venezolano es que, el pasado 30 de enero, María Lourdes Afiuni recibió la invitación formal a la Sesión Solemne de Apertura de las Actividades Judiciales del año 2011. La presidenta del TSJ y demás magistrados tuvieron el “honor” de convidar a la titular del Juzgado 31 de Control del Área Metropolitana de Caracas, hoy convaleciente de una operación. Al parecer, olvidaron que desde hace un año y dos meses, Afiuni es una presa más de Chávez.
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