martes, 3 de mayo de 2011

“En Nicaragua se perdió la confianza en el voto”



Patty Fuentes Gimón
Detrás de sus anteojos se oculta la mirada de un hombre instruido. Sus estudios en Economía y Periodismo han fortalecido su interés en defender la democracia de Nicaragua, país por el cual ha luchado permanentemente, siguiendo los pasos de su madre, Violeta Chamorro, ex gobernante nicaragüense.

A sus 55 años, Carlos Fernando Chamorro mantiene viva la preocupación por su nación. Además del desempleo y el costo de la vida, el periodista asegura que a los ciudadanos de Nicaragua les mortifica la incertidumbre sobre el futuro.

−A su juicio, ¿cuáles son los Derechos Humanos que se violan con mayor frecuencia en su país?
−Hay una situación de violación flagrante de los derechos políticos, empezando porque en 2008 se ejecutó un fraude electoral ampliamente documentado. Desde que se pierde la confianza en el voto, hay un problema grave de derechos políticos. También hay un proceso de desmantelamiento sistemático del Estado de Derecho, lo que significa, entre otras cosas, la utilización de la Corte Suprema de Justicia como un instrumento partidario y no como un ente del Estado para administrar justicia.

−¿Qué consecuencias ha originado la manipulación de la Corte Suprema de Justicia?
−Se ha reformado la Constitución por la vía de hecho, pues ésta establece que la Asamblea es la que puede reformarla a través de un proceso de dos legislaturas que requiere mayoría calificada. Sin embargo, se ha recurrido a esa Corte para reformar ilegalmente la Constitución. Se han emitido sentencias intentando reformar el artículo 47 que regula cómo se puede ser candidato a la Presidencia de la República. Ese artículo establece claramente que no puede ser candidato alguien que ya haya ejercido la Presidencia en dos ocasiones, como es el caso del Gobierno actual, pero la Corte alega que esa restricción representa una violación al principio de igualdad ante la ley.

−¿Qué es lo que más preocupa a los nicaragüenses?
−La incertidumbre sobre el futuro, en el sentido de que se supone que los conflictos políticos se resuelven por la vía de la competencia electoral. Sin embargo, en este país nadie sabe quién va a contar los votos y si se hará de manera transparente. Al paso que vamos, se están creando las condiciones para que, ilegalmente, Ortega compita por la reelección y, en caso de que enfrente una oposición muy fuerte, el fraude ya está incorporado en los planes del Gobierno. Eso es lo que más preocupa, además del desempleo, la crisis económica, el costo de la vida y el déficit de medio millón de viviendas. 

−¿Es Nicaragua un país violento?
−Nicaragua tiene niveles de seguridad ciudadana mucho menores que los de Honduras, El Salvador y Guatemala. A pesar de que nuestros indicadores de pobreza son parecidos a los de ellos, los nuestros de seguridad ciudadana se parecen más a la parte sur de Centroamérica (Panamá y Costa Rica). Aquí no hay secuestros ni asaltos bancarios; hay niveles de criminalidad y homicidios muy por debajo de la media de esos países.

−¿Por qué cree que Nicaragua se diferencia de Honduras, El Salvador y Guatemala en ese sentido?
−Creo que la explicación está en el profesionalismo de la Policía Nacional y del Ejército. Han logrado impedir que se establezca de manera permanente el crimen organizado y tienen una estrategia preventiva para lidiar con el delito. Eso da como resultado que en Nicaragua no existan pandillas como organizaciones criminales, sino sólo pocas juveniles. Hay 3 mil jóvenes en pandillas, mientras que en Honduras hay 20 mil; en El Salvador, 25 mil y en Guatemala, 30 mil.

−El Ejército y la Policía Nacional son las instituciones con mayor credibilidad en Nicaragua…
−Sí, y a los nicaragüenses les preocupa que eventualmente esas instituciones, que se administran de forma muy profesional, terminen siendo sometidas y subordinadas al proyecto autoritario individual del Presidente de la República. El día que eso pase, el sentido de la seguridad ciudadana y de la confianza que los nicaragüenses tienen en los órganos policiales se puede perder. Aquí puede ocurrir un fraude electoral, una tendencia de mayor represión, opresión en materia de violación de DDHH, pero lo peor sería que estas dos instituciones terminen sometidas al control autoritario del presidente Ortega.

La otra parte de la culpa
Chamorro considera que la oposición nicaragüense es “corresponsable de la crisis que vive el país”, lo que brinda al presidente Ortega mayores posibilidades de mantenerse en el poder.

−¿Existe una oposición unida en su país?
−No. Hay una gran dispersión, hay sectores de la oposición que son cómplices del Gobierno. Esa es otra de las incógnitas: si en los próximos meses la oposición nicaragüense va a lograr resolver su crisis y presentar una candidatura que genere algo de esperanza a la mayoría de los nicaragüenses para que vayan a votar o si simplemente se va a mantener esa dispersión. Si se mantiene, Ortega gana con minoría de votos.

−¿Cómo puede ganar con minoría de votos?
−En el año 2000, se hizo un pacto que después se tradujo en una reforma constitucional. Se creó una situación que no existe en ninguna otra parte de América Latina. Aquí se gana una elección en primera vuelta con 35% de los votos, siempre y cuando se tenga 5 puntos de ventaja sobre el segundo lugar. Ortega ganó en 2006 con 38% en primera vuelta. Si hubiera ido a segunda vuelta, evidentemente no hubiera ganado. Pero con esas reglas, la oposición dispersa y el control de los aparatos electorales, el partido de Gobierno tiene muchas ventajas.

Más autocensura que censura
A pesar de que Chamorro señala que no existe legislación nicaragüense que controle los medios de comunicación, aclara que algunas actuaciones del actual Gobierno revelan las intenciones de intimidar a aquellos que declaran en su contra. Igualmente, explica que existe una especie de “limbo jurídico” en cuanto a la asignación de las frecuencias radioeléctricas.

−¿Cómo está Nicaragua en cuanto a la libertad de prensa?
−En Nicaragua no hay una ley que regule y controle a los medios de comunicación. Han existido declaraciones de voceros del Gobierno que han dicho que quieren regular a los medios, pero hasta el momento no existe un proyecto en esa materia. Lo que hay es una política, por la vía de hecho, de intimidación, presión y agresiones. El foco del Gobierno no está en cerrar medios. Incluso, en algunos casos, los han comprado utilizando los recursos de la cooperación venezolana.

−Ante las intimidaciones, ¿algunos medios se han autocensurado?
−Hay una especie de limbo jurídico en el país en relación con la asignación de las frecuencias radioeléctricas. Hace falta que se elabore una nueva ley que regule el proceso de asignación de las licencias. Mientras no exista la nueva ley, los dueños de radio y TV se encuentran en una situación de inseguridad jurídica. Algunos han optado por replegarse por temor a la presión del Gobierno, autocensurarse, cancelar programas de opinión que eran críticos al Gobierno; otros se mantienen en una posición independiente.

“El Gobierno nicaragüense tiene mucha capacidad de captación gracias a la corrupción. Llegó a la Asamblea con 38 diputados de 92 y ahora controla más de 50”
Carlos Fernando Chamorro

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