martes, 31 de mayo de 2011

Chávez y la mente de un dictador



Patty Fuentes Gimón
Aunque no existen teorías confiables acerca del funcionamiento del cerebro de un dictador, los científicos han recopilado anécdotas y discursos que revelan ciertas características que poseen estas mentes.
“La mayoría de los dictadores parecieran ser psicópatas, con desórdenes de personalidad y antisociales. Muchos tienen rasgos narcisistas malignos. Algunos incluso son sádicos, asesinos y están llenos de odio y venganza. Pero muchos otros parecieran pensar que realmente están salvando su país y el mundo, lo cual siempre es un error”, explica James Fallon, neurocientífico estadounidense especializado en la conciencia, la creatividad y en cómo el cerebro se relaciona con el arte y las leyes.
De acuerdo con el estudio “Psychopathy Checklist Revised” (lista revisada de verificación en psicopatías) del estadounidense Robert Hare, investigador en el campo de la psicología criminal, los dictadores son altamente propensos a ser psicópatas; muchos son similares a asesinos en serie. “Tenemos escasa genética comprensiva, imágenes cerebrales y data clínica de los dictadores y asesinos en serie, pero pudimos crear una acertada conjetura, con data real, sobre las características de la mente de un dictador”, añade Fallon.

Llegó a Miraflores
El neurocientífico estadounidense asegura que, con base en lo que ha leído y escuchado en los discursos del presidente Hugo Chávez, ha podido notar que “pareciera tener muchas de las características de la mente de un dictador y su infancia abusiva no ayuda, pues genera una cascada psicópata”.
Fallon aclara no tener suficiente conocimiento sobre el mandatario venezolano y que para obtener una estimación acerca de si es psicópata o no tendría que hacer un análisis psiquiátrico profundo. Sin embargo, señala que a simple vista “se pueden notar sus rasgos de manía, violencia, grandiosidad, depresión o bipolaridad. Los individuos tratados de forma ineficiente de bipolaridad probablemente no serán cabezas de Estado ideales, especialmente si además sufren de algún nivel de psicopatía. Yo no sé si él los sufre, pero muchas veces su comportamiento es más que un poco extraño”.
El psicoanalista Adrián Liberman, por su parte, sostiene que los dictadores tienen un concepto de sí mismos inflado y fuera de la realidad, se consideran indispensables para regir los destinos de cualquier nación. “La psicopatía es un trastorno que tiene como eje el absoluto y total desprecio por los efectos de las acciones propias hacia los demás. Es alguien que hace lo que quiere sin considerar si hiere o daña a otro”, dice.
Liberman afirma que Hitler, Stalin y Mussolini evidentemente eran psicópatas porque “el comportamiento de ellos jamás consideró el efecto de sus acciones en los otros; generalmente, el autoritarismo político y la autocracia calzan muy bien con este tipo de estructuras mentales. La psicopatía encaja con el ejercicio de la dictadura de cualquier signo”.
En cuanto al presidente Chávez, el psicoanalista indica que “tiene rasgos narcisistas muy acentuados, predomina en él lo emotivo sobre lo racional, lo que lo ayuda a tener una conexión inmediata con la gente, difícilmente tolera la frustración y la diversidad de opiniones, necesita sentirse el centro de atracción permanente; incidir en conductas delictuosas, en trasgresiones, no le resulta ningún tipo de conflicto; hacer trampa no le parece que sea nada reprochable, no le causa culpa porque en las personas con comportamiento transgresivo hay ausencia de culpa. La preocupación por los efectos de su comportamiento en los otros es algo que aparece en su discurso, pero en los hechos, la realidad es muy contradictoria”.

Venezuela dictatorial
El neurocientífico estadounidense James Fallon considera que varios “dictadores” de Centro y Suramérica “parecieran tener el mismo desorden de personalidad psicópata subyacente”. Entre ellos, destaca del pasado a los venezolanos: José Tadeo Monagas (1847-1858), Juan Vicente Gómez (1908-1935), Carlos Delgado Chalbaud (1948-1950) y Marcos Pérez Jiménez (1953-1958).

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