Por: Patty Fuentes Gimón / diario TalCual
Con un simple juego de palabras el Estado le da la vuelta al caso para hacer creer que tiene la razón. El ministro de Agricultura y Tierras, Juan Carlos Loyo, aseguró ayer que el Gobierno apoyó “en todo momento” a Franklin Brito y “nunca se planteó la expropiación a los predios del productor agropecuario”.
Respecto a esto, la abogada de Brito, Adriana Vigilanza, explica que cuando el Inti otorgó las cartas agrarias a dos vecinos del biólogo les dio derecho de posesión de las tierras, pero no de que se establecieran sobre el fundo del productor agropecuario.
“Efectivamente, eso no es expropiación como tal, sino que pudo haber sido un error del ente público. Pero, en caso de haber sido una equivocación, Brito pedía al Estado que reconociera que se había equivocado en la medición de las tierras”, señala.
Vigilanza asegura que “el problema de fondo fue una desviación de poder, pues el productor agropecuario presumía que había complicidad entre el alcalde Juan Carlos Sucre Figuera y el director del Inti porque Brito había ocasionado que al alcalde se le cayera un proyecto de pesticida”.
El Estado logró que los invasores se encargaran de no dejarlo entrar en su finca. “Buscaron de forma maquiavélica hacerle daño a Brito. Cuando Chávez ordenó arreglar el zaperoco, hicieron unos arreglos turbios para nunca darle la razón. Por ejemplo, le regalaron un tractor que no funcionaba o le dieron unos sacos de semilla podridos”, denuncia la defensora.
Loyo también destacó que Brito había sido “utilizado en su buena voluntad” para fines políticos por parte de sectores opositores y eso había “llegado a poner en riesgo su vida”. Unos días antes, el ministro había advertido que mientras el caso del productor agropecuario “se siguiera ventilando y apostara al escándalo, no vamos a poder llegar a unos resultados”.
El último aliento
Ángela Brito, hija del biólogo, reiteró que su padre murió buscando justicia más que esperando la devolución de sus tierras. “Muchos pensaron que iba a ser algo lejano a ellos y no vieron que la causa de Franklin Brito era una lucha por los Derechos Humanos en Venezuela, una lucha por el debido proceso, una lucha por el acceso a la justicia”, manifestó.
Vigilanza coincide con esta afirmación y añade que “la justicia lo tenía mortificado porque en este país no hay justicia. Él quería que le dijeran que tenía razón, que el Estado reconociera su error; era una querella contra el Estado”.
Ya en junio la esposa del productor agropecuario, Helena de Brito, había avisado que lo que vivía Franklin Brito no era más que una pequeña muestra de la situación venezolana. “Queremos llamar a la sociedad civil a que tome conciencia porque lo que estáamos viviendo hoy, tarde o temprano todos vamos a transitar por ese mismo camino… Venezuela también puede morir por inacción, por no defender sus derechos”, dijo.
Franklin Brito murió de un paro cardíaco producto de una prolongada huelga de hambre el lunes en la noche en el Hospital Militar, lugar donde estuvo recluido involuntariamente durante 9 meses.
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