Patty Fuentes Gimón
Eran las seis de la tarde. Laura Guevara y sus dos hermanos regresaban a Caracas tras pasar Navidad con su familia en Puerto La Cruz. La lluvia no les permitía ver bien la carretera. Cuando transitaban por la vía de El Guapo, cayeron en dos huecos que ocasionaron que se espichara un caucho del automóvil. Siguieron rodando hasta hallar un sitio iluminado.
“Era un caserío. Salieron varias señoras, chamos y niños a ayudarnos. Después de cambiar el caucho, todos se fueron de nuevo a sus casas y sólo se quedaron cuatro tipos y nosotros tres. Nos dijeron que era un secuestro y nos montaron en el carro. Rodamos no sé hasta dónde con la cabeza hacia abajo. Pasamos alcabalas y echamos gasolina”, relata Guevara.
La joven de 26 años destaca que uno de los sitios donde se estacionaron “era un monte con casas de donde salieron varios tipos con armas largas. Ellos metían las armas al carro y nos amenazaban de muerte”.
Después de unas doce horas, cuando casi estaba amaneciendo, los victimarios liberaron a los tres plagiados a 20 minutos de Guatire. “Nos dejaron en una montaña y nos fuimos bajando uno por uno. Tuvimos que correr de espaldas y todo. Cuando estábamos con ellos, el que manejaba llamaba a otros y les daba datos para otros secuestros. Al parecer, según dijo la policía, esa es una banda de El Guapo que se encarga de abrir esos huecos en la carretera”, denuncia.
Han transcurrido casi dos años desde entonces y a Guevara todavía le cuesta conciliar el sueño de vez en cuando. “Al principio, casi no podía dormir porque soñaba siempre con eso. Tuve que ir al psicólogo, me mandaron pastillas para dormir, me trataron para que se me quitaran esos miedos y me enseñaron técnicas de respiración para calmarme”, cuenta.
Sin embargo, la víctima asegura que sigue soñando con el episodio y con los delincuentes. “No olvido sus caras. Cuando me da miedo, no salgo. Me vine a vivir a otro estado porque me quedó el trauma. Si veo a una persona de mal aspecto, empiezo a temblar y me dan ataques de llanto. En Caracas no podía montarme en el Metro ni ver a un indigente. Aquí, poco a poco, me he obligado a ir perdiendo el miedo”, dice.
Más y más plagios
El caso de Guevara forma parte de los 730 secuestros que, según los datos del Cicpc, se registraron en el país durante el año 2009. De acuerdo con Incosec, en 2010, 186 casos de plagios fueron denunciados al Cicpc tan sólo en uno de los cinco municipios del Área Metropolitana de Caracas, mientras que en los primeros cinco meses de este año, 174 casos de este tipo de delito han sido denunciados en todo el país.
“Desde 1999 hasta 2010, el secuestro se incrementó en 2.680%, pues en 1999 ocurrieron 44 plagios en Venezuela y en 2010, según la proyección de Incosec basada en las cifras del Grupo Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional, fueron 1.179”, señala Fernando Esquerre, investigador de Incosec.
Sin embargo, el experto resalta que el Cicpc destacó que el año pasado se presentaron 686 plagios en el país, pero “hay que tomar en cuenta que por cada secuestro denunciado, hay tres que no se denuncian”.
Además, Esquerre sostiene que en 2009 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos reveló que 66% de los secuestros con fines extorsivos ocurridos en el mundo tuvieron lugar en América Latina, región que sólo ocupa 8% de la población mundial.
También el movimiento católico por la paz Pax Christi Internacional indicó en ese año que Venezuela ocupa el octavo lugar en secuestros del mundo y que el tipo de plagio que más se presenta en el país es el breve, mejor conocido como express, que es castigado con prisión de 15 a 20 años, pena establecida en el artículo 6 de la Ley contra el Secuestro y la Extorsión.
Impacto emocional
Las reacciones de las personas después de sufrir un secuestro varían dependiendo del equilibrio psíquico de cada quien.
El psicoterapeuta Julio Pérez explica que la etapa inicial de shock dura más o menos 24 horas y el afectado debería recibir atención psicológica durante ese período, pues “es muy importante porque la persona está en estado de impacto emocional y su primer sueño generalmente lo relaciona con el hecho porque penetra otras capas del inconsciente”. Posteriormente, viene la etapa de aceptación del evento y recuperación.
“Si una persona tiene algún trastorno psíquico o tiene cierta inmadurez emocional, puede quedarse en la primera etapa. Ahí es donde vienen los focos psicóticos, donde la persona queda en neutro, sin saber quién es”, dice.
Pérez aclara que, aunque el individuo supere el hecho de la mejor manera, siempre queda una huella. “Es una de las características del estrés postraumático. Ese paciente va a ser más susceptible frente a los eventos. Cuando se le acerquen extraños o tenga experiencias parecidas, puede alterarse mucho. Quizás vuelva a sus actividades normales, pero siempre quedará una sensibilidad”, agrega.
El psicólogo clínico Adrián Liberman coincide con Pérez y sostiene que la reacción general después de un secuestro es aguda y de ansiedad, pues la persona estuvo en una situación límite, donde la muerte se convierte en una cuasi realidad.
Ante episodios de este tipo, muchos toman decisiones apresuradas, como mudarse de estado o irse del país. “De repente, introducen modificaciones abruptas en su vida o toman decisiones precipitadas o descabelladas para evitar volver a experimentar una situación de tanto riesgo”, subraya.
Para evitar que quede una huella indeleble en el afectado, el doctor recomienda que, como los seres humanos son complejos e infinitamente variados, acuda a un profesional para superar el hecho.
Maltratos
Esquerre afirma que las víctimas de secuestros “tienen trastornos en sus pensamientos porque su vida y su libertad fueron objeto de negociación, a través de un lenguaje soez, con simulacros de asesinato (disparan mientras hablan por teléfono con la familia), manipulación de sus estados emocionales, custodia hostil, condiciones físicas degradantes, etc.”.
A su vez, estima que algunas personas se distancian de sus allegados por sentir que sólo ellos pueden cuidarse a sí mismos; otras, se encierran en sus casas, niegan la situación o se van del país para evitar estímulos que le recuerden el secuestro.
Tips para evitar ser
víctima de un secuestro
– Mantener un perfil bajo. No usar carros de lujo ni joyas llamativas.
– No transitar siempre por las mismas vías.
– Variar los sitios de entretenimiento.
– Mantener un medio de comunicación activo. Informar siempre dónde está.
– Evitar salir a la calle en las noches.
– Mantenerse alerta de lo que ocurre alrededor.
– Ver si hay personas en actitud sospechosa cerca de la casa, oficina o automóvil.
– Mantener distancia entre su automóvil y el de adelante.
– Estar alerta en los semáforos.
Fuente: Incosec
Si usted es víctima…
– No se resista.
– Reconozca que cada caso es particular.
– No pierda la calma y siga las instrucciones de los secuestradores.
– Nunca intente huir.
95% de las veces que los secuestradores dicen que son policías es falso
“Ningún familiar debe negociar con los secuestradores sin haber recibido instrucciones de parte de las autoridades”
Fernando Esquerre, investigador de Incosec
No hay comentarios:
Publicar un comentario