Patty Fuentes Gimón
Chávez recibirá hoy en Argentina el premio Rodolfo Walsh en la categoría “Presidente Latinoamericano por la Comunicación Popular”, por su “compromiso incuestionable y auténtico en afianzar la libertad de los pueblos y atacar la idea de una comunicación como mercancía”, según Florencia Saintout, decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Nacional de la Plata en Argentina.
Ante este reconocimiento, el analista comunicacional Óscar Lucién expresa que “un premio de esta naturaleza es casi insulto para los venezolanos, porque si fuera para un comediante o un showman, estaría bien, ya que Chávez es una persona que baila, echa chistes y narra historias al estilo de Don Francisco”.
“¿Cómo pueden valorar a una persona que invierte horas de su tiempo de trabajo en chistes y en ensalzar su narcisismo? No sé si es por su comportamiento, pero puede ser porque es un personaje que, a los ojos de un extranjero, puede resultar pintoresco, pero para quienes lo padecemos diariamente, no es así”, añade.
Lucien, al enterarse de este galardón, pensó que se trataba de una burla de los argentinos hacia los venezolanos o “de esas que circulan en las redes sociales” porque “ni en los sectores populares, Chávez tiene posibilidades de comunicarse, ya que cada vez que se aparece por ahí, lo persiguen para entregarle papelitos para que se ocupe de los problemas”.
“No entiendo cómo puede recibir un premio una persona con los antecedentes del presidente Chávez, con el número de cadenas que hace, la cantidad de horas que ocupa en Aló Presidente, cierra estaciones de TV y de radio, persigue a los periodistas, etc.”, dice.
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