lunes, 21 de febrero de 2011

Más protestas aquí que en toda Latinoamérica



Patty Fuentes Gimón
Foto: Saúl Uzcátegui
Venezuela es el país de Latinoamérica donde se registran más protestas. Nada más durante enero de este año el Observatorio de Conflictividad Social de Venezuela del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) contabilizó 408, lo que representa un incremento de casi 14% respecto al mismo mes de 2010, en el cual fueron 359 las protestas.

De acuerdo con dicho centro de investigación, en los últimos diez años 78% de las exigencias han sido económicas, culturales y sociales. Lo que va de 2011 no es la excepción, pues en enero se presentaron 143 manifestaciones orientadas hacia los derechos laborales (35%), 121 solicitudes de una vivienda digna (30%) y 83 educativas (20%). El resto de las protestas fue con motivo de la seguridad ciudadana, participación política y justicia.

Los trabajadores son quienes más se movilizan en defensa de sus puestos, discusiones de contrato colectivo, pago de pasivos, entre otros. “La tasa de desempleo (6,5%) y la ausencia de políticas cónsonas con las demandas de los trabajadores mantienen vivas las protestas”, explica Marco Antonio Ponce, investigador de conflictividad social de Clacso.

Una situación similar ocurre con los vecinos, quienes se ven afectados por las lluvias de diciembre que dejaron a alrededor de 300 mil familias damnificadas y que aún no han obtenido solución a su problema.

El estudio del Observatorio de Conflictividad Social estima que el Estado tiene una deuda de 3 millones de unidades habitacionales. “Las promesas presidenciales de construcción y entrega de 80 mil viviendas en dos años para los afectados, que representa apenas 2,7% del déficit total, no sintonizaron las expectativas de los damnificados, quienes emplearon el cierre de calle como principal mecanismo de protesta pacífica”, se señala en el texto.

Radicalización de las luchas sociales
Los datos de Clacso revelan que en lo que va de año se han registrado 29 huelgas de hambre en el país, de las cuales 21 todavía están activas. “La tendencia se sigue incrementando en comparación con los últimos dos años. En 2010, fueron 105 en total y en 2009, al menos cinco. Las huelgas de hambre son las protestas más pacíficas, pero también las más peligrosas porque los participantes atentan contra su propia vida para llamar la atención”, explica el investigador de Provea.

Ponce afirma que este recurso es efectivo dependiendo del contexto en el que se desarrolle. “Infortunadamente, el Gobierno ha tenido poca sensibilidad social frente a las huelgas de hambre y así lo demostró con la muerte de Franklin Brito. Poco después, unos productores portugueses iniciaron una protesta de este tipo e, inmediatamente, obtuvieron respuesta porque el Estado quería enviar el mensaje de que no había sido el culpable del fallecimiento de Brito”, añade.

El politólogo Herbert Koeneke coincide con Ponce e indica que “en cualquier democracia verdadera, las huelgas de hambre son instrumentos efectivos, pero en Venezuela casi no tienen consecuencia porque el Gobierno descalifica a quienes protestan”.

Ambos expertos aseguran que el Estado intenta conducir la conflictividad social con estrategias de opinión pública. Un ejemplo de esto es la visita que el ministro Tareck El Aissami realizó el jueves a los 19 huelguistas frente a la OEA, pero no atendió sus peticiones.

“El tema de los estudiantes tiene impacto internacional, por lo que el Gobierno quiere dar la imagen de que está dialogando con ellos, pero no responde a su problemática. Lo importante es que estos jóvenes sienten el deber frente al país de hacer cumplir la Constitución”, dice Ponce.

Para Koeneke, el Estado está usando la imagen de El Aissami por haber sido dirigente estudiantil. “Ese es el mensaje encubierto. Luego dirán que trataron de lograr un consenso, pero no pudieron por la posición de los ‘pitiyankees’”, agrega.

“El repertorio de luchas se ha venido consolidando frente a la falta de respuestas del Gobierno. Las huelgas de hambre llaman más la atención que otras protestas” 
 Marco Ponce, investigador de Provea

98% de las protestas en Venezuela son pacíficas

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