Patty Fuentes Gimón
Foto: Saúl Uzcátegui
"Nosotros no estamos cerrando a nadie, no estamos cerrando ni un puesto de trabajo". Con esta y otras frases justificó el 23 de enero de 2010 el entonces director general de Conatel, Diosdado Cabello, la orden de sacar de la programación de los canales por suscripción a RCTV.
Ha transcurrido un año desde aquel episodio y a los venezolanos les sigue faltando su Radio Rochela, sus novelas y el tan reconocido noticiero El Observador.
Algunos no pudieron disfrutar de estos programas desde mayo de 2007, cuando el Gobierno se negó a renovarle a RCTV la licencia de transmisión luego de que el presidente Chávez lo acusara de "golpista" y la televisora tuviera que pasar a ser RCTV Internacional.
"Esta es una fecha triste y tenebrosa para la libertad de expresión; es un motivo más para seguir luchando por rescatar los espacios. El cierre de un medio no sólo es grave porque deja a profesionales en la calle, sino porque además deja a un público sin acceso a ese medio que informaba a la comunidad", manifiesta la presidenta del Colegio Nacional de Periodistas, Silvia Alegrett, quien además forma parte de la Alianza para la Libertad de Expresión.
El principal argumento que el Gobierno utilizó para cerrar por segunda vez el canal de televisión fue que RCTV no estaba cumpliendo con las normas de la Ley Resorte, pues en varias oportunidades se había abstenido de transmitir las repetitivas cadenas presidenciales.
La medida, más bien, parece haber formado parte de una retaliación política. Marcel Granier, presidente de las empresas 1BC, dueña del canal, explicó en ese momento que RCTV era un canal internacional, razón por la cual no estaba obligado a incluir en su programación los mensajes del Gobierno.
"Conatel quiere obligar a las televisoras por suscripción a transmitir las cadenas para continuar con el proyecto de censura y hegemonía comunicacional que pretende ocultar los continuos escándalos de corrupción en los cuales están envueltos miembros del Gobierno", dijo Granier.
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