martes, 14 de diciembre de 2010

La navidad de los presos de Chávez

Patty Fuentes Gimón

"LA HALLACA NO SABE IGUAL EN LA CÁRCEL"
El 21 de abril de 2003 fue privado de libertad el subcomisario Marco Hurtado, junto a otros siete policías, en la cárcel Ramo Verde por los hechos del 11 de abril de 2002. Han transcurrido 7 años y 7 meses desde entonces, tiempo que ha sido suficiente para que su familia esté segura de que no saldrá en libertad mientras Chávez siga siendo Presidente.

"Ya deberían írsele tramitando medidas alternativas de la pena, pero sabemos que mientras tengamos este Gobierno, no va a recibir ningún tipo de medida. Tiene que cambiar el sistema de gobierno y restituirse el estado de derecho para poder verlo en libertad", afirma María Pascastillo, esposa de Hurtado.

Las navidades han sido difíciles para su familia, aunque unas han sido peores que otras. "Todas han sido tristes, pero nunca dejamos de recordar la del día de la amnistía, una de las peores, cuando el Presidente decretó la amnistía y lo detuvieron.

Uno siempre trata de hacer un ambiente agradable, sobre todo por nuestros hijos de 15, 16 y 18, pero la hallaca no sabe igual en una cárcel que en tu casa. Tenemos más de siete años que no sabemos lo que es darnos un abrazo a las 12 de la noche", lamenta.

Este año no será muy distinto a los últimos siete. "Lo visitamos, le llevamos comida navideña y a las 8:00 pm nos tenemos que ir. Solemos quedarnos en casa de un familiar en Los Teques para no tener que bajar a esa hora a Caracas. Después no celebramos porque no nos queda ánimo para eso. Los muchachos siempre se acuestan a dormir", dice.

"Poco a poco, nos hemos ido adaptando. No estamos felices, pero nos hemos adaptado. Yo creo que el saber que es inocente y que uno tiene el respaldo de tantas personas en la calle, nos ha mantenido de pie", expresa.


"NADIE ESTÁ EXENTO DE SER UN PRESO POLÍTICO"
El viernes se cumplió un año de la detención de la jueza María Lourdes Afiuni, acusada de presunta corrupción en el caso de la liberación del banquero Eligio Cedeño. Fue en horas de la tarde del 10 de diciembre de 2009 cuando el Ministerio Público presentó el escrito de acusación, luego de que el presidente Hugo Chávez ordenara que condenaran a la jueza 31º de Caracas a 30 años de prisión.

Aunque han transcurrido 368 días, aún no se inicia el juicio. "El caso está estancado a pesar de que la Fiscalía admitió que no hubo dinero de por medio, pago ni promesas de pago (tal como lo prevé la ley para tipificar la corrupción)", denuncia Nelson Afiuni, hermano de la jueza de 47 años de edad recluida en una celda de 2 x 3,5 metros en el Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF), en Los Teques.

Afiuni asegura que, mientras el juez Alí Paredes no se inhiba o roten los jueces, no se va a iniciar el juicio. "Mi hermana está valiéndose del artículo 350 de la Constitución para no asistir a ese juicio. Por otro lado, seguiremos insistiendo con los organismos internacionales para que evalúen el caso de mi hermana", señala.

Esta va a ser la segunda Navidad que Afiuni pasará en la cárcel. El año pasado sus familiares la visitaron tanto el 24 como el 31 hasta las 2:00 pm y almorzaron comida navideña. Para este año, todavía no han planificado qué harán esos días festivos. "Como las reglas del juego cambian todos los días en este país, no sabemos qué haremos", explica Nelson Afiuni.

La vida de los padres, el hermano y, sobre todo, de la hija de Afiuni ha cambiado profundamente desde que la jueza fue detenida. "Geraldine cumplió 18 este año. Ahora vive con sus abuelos y está estudiando Derecho como su madre. Los abuelos se han encargado de ella y mi hermana la cría por teléfono. Ha sido muy duro para la niña, tiene mucha rabia. Ya no vivimos sino para María Lourdes. Mi trabajo lo turno con un socio para poder asistir los miércoles a la visita y ahora trabajo los sábados. En la semana, mis padres están pendientes de la comida y de la ropa de mi hermana", relata.

El hermano de la jueza advierte al pueblo venezolano que "nadie está exento de que le pueda ocurrir esta tragedia" y expresa: "Antes yo sentía que a nosotros no nos podía pasar nada, sino que las cosas les pasaban a los demás. Pero no, resulta que cualquier persona es vulnerable de tener un familiar recluido o ser un preso político. Tenemos que estar todos pendientes, tenemos que cambiar esto porque no podemos vivir con la angustia de que en cualquier momento o por cualquier motivo puede caer una persona presa y no salir mas nunca... Es muy duro".

"HEMOS PERDIDO MOMENTOS QUE NUNCA VOLVERÁN"
"Esta va a ser la séptima Navidad desde que Iván está preso. Es muy diferente a la primera porque nuestros hijos eran muy pequeños. De hecho, esta vez les preguntamos qué quieren de regalo y, por primera vez, nos dijeron que no quieren nada. Están asimilando la sentencia de su papá y toda esta situación. Están más desmotivados y dicen que es como un día más de visita", señala Bony Pertiñez, esposa de Iván Simonovis, quien era secretario de Seguridad Ciudadana de la Alcaldía Mayor durante los sucesos del 11 de abril de 2002.

El 22 de noviembre de 2004 fue detenido, en abril de 2009 fue sentenciado a 30 años de prisión y actualmente está recluido en el Helicoide.

"La Navidad en la Disip es igual a cualquier otro día de visita, con la diferencia de que estamos los familiares de todos los presos juntos, un poco más hacinados de lo normal, y tenemos restricción de visita: sólo podemos llevar tres visitantes por preso, así que mis hermanas no pueden ir. A pesar de que está recluido, Iván siempre nos tiene un regalo a cada uno", cuenta.

Las visitas navideñas son desde las 11:00 am hasta las 5:00 pm. "A las cinco, suena el timbre igual que todos los domingos y nos tenemos que ir. Ese momento es horrible. Luego llegamos a la casa, nos arreglamos y vamos a casa de mi mamá a comer con mi familia. Hemos tratado de que siga siendo todo igual, pero ahora mi hijo se sienta donde él se sentaba... hace mucha falta. No estamos acostumbrados ni resignados, pero no tenemos expectativa de nada. Es otro año más", manifiesta.

Pertiñez no guarda esperanzas de que su esposo sea puesto en libertad en este Gobierno, sino que espera salir democráticamente de este régimen en 2010. "Si esto no cambia, Iván nunca va a salir porque es un preso de Chávez".

"Nuestra vida ha cambiado desde todo punto de vista. Yo me convertí en una madre soltera pero con responsabilidades de un esposo que es como si estuviera enfermo porque depende absolutamente de nosotros. Como familia, ya no tenemos fines de semana ni nada...

tratamos de tomar vacaciones, pero la felicidad es incompleta. Piensas en cómo sería todo con Iván, es algo muy perverso, es como un círculo que no te permite avanzar, sino que te tiene atrapada y no puedes salir", agrega.

La esposa de Simonovis se entristece al no saber qué pueda pasar en el futuro. "Todas las mañanas pienso en qué tan mala puede ponerse la cosa, pienso en si Iván se enferma cómo haré para cuidarlo...

Mis hijos han crecido tan rápido y se han perdido momentos que nunca volverán. Eso me da mucha tristeza. Ellos van a recordar las navidades de su niñez metidos en un hueco en la Disip donde ni siquiera podemos ver si es de noche o si llueve. Nadie quiere esto para su familia", asegura.

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