Patty Fuentes Gimón
Pese a que el porcentaje de asesinatos a menores de edad no es muy alto, cada día son más frecuentes los casos en los cuales los niños participan en homicidios, ya sea como víctimas o como victimarios.
De acuerdo con un estudio cualitativo elaborado por Incosec, que se basó en publicaciones de más de 40 periódicos, del porcentaje de muertes violentas en el país levantado por este instituto en el primer semestre de 2011, 3,5% de las víctimas fueron niños entre 6 y 14 años, mientras que 37,9% fueron jóvenes entre 15 y 24 años de edad.
Lo que motiva principalmente al homicidio es el robo como gran problema de seguridad ciudadana en Venezuela (36%), seguido de las discusiones y los ajustes de cuenta (que en total suman 36,8%).
Las cifras del informe “Somos Noticia” de Cecodap revelan que entre octubre de 2009 y septiembre de 2010, 576 menores de edad fueron asesinados, lo que en promedio representa 48 homicidios a niñas, niños y adolescentes cada mes.
Con estos datos, se evidencia que una de las principales causas de la violencia en el país es la exposición constante de la población a situaciones agresivas, pues en muchos casos los ciudadanos ven como alternativa la violencia en la resolución de conflictos que son propios de la convivencia en cualquier sociedad.
Según Unicef, existen tres factores que influyen en la incorporación de adolescentes en la delincuencia: el entorno violento, el fácil acceso a las armas y a las drogas lícitas o ilícitas.
“La cultura de violencia ya no tiene límites. En algunos lugares hay causas que agravan la situación, pero lo cierto es que la violencia se nos ha venido haciendo natural porque se ha vuelto cultura, lo que significa que ya no reaccionamos frente a eso”, explica la coordinadora del Programa de Educación para la Paz de Fe y Alegría, Luisa Pernatele, quien utiliza como ejemplo el caso del joven de 11 años que presuntamente fue asesinado el pasado mes en Montalbán por un compañero de su misma edad, al parecer por una discusión mientras jugaban Playstation.
No hay políticas públicas
Fernando Pereira, coordinador general de Cecodap, considera que los patrones de masculinidad en la sociedad venezolana también promueven la violencia, pues “a los niños desde pequeños la única expresión emocional que se les permite es la rabia. El varón en nuestro entorno no puede llorar ni manifestar debilidad. Si les pegan en la escuela, los mandamos a devolver el golpe. Estamos programándolos para que la forma de resolver los conflictos sea la violencia. Así crecen y cuando llegan a la adolescencia, la situación empeora”.
Por su parte, Pernalete destaca que la violencia no sólo es física, sino también verbal, y señala que contar con leyes no es suficiente para abordar esta problemática.
“Además, los niños se están criando solos en todos los sectores, por lo que están siendo de alguna manera abandonados y se refugian en el Internet y en la televisión. También es preocupante que la mayoría de los niños han visto armas, ya sea porque los delincuentes no la esconden o porque han sido víctimas de un asalto”, sostiene.
La vocera de Fe y Alegría a su vez denuncia la ausencia de políticas públicas y de trabajos de prevención sistemáticos. “Las instituciones que antes se ocupaban de los muchachos (familia, escuela e iglesia) han perdido liderazgo en la sociedad. Nos hemos ido desinstitucionalizando y hay un enrome desprecio por las normas”, dice.
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