Por: Patty Fuentes Gimón.
Los chipos están en toda Venezuela desde hace más de 4 mil años. Acabar con ellos por completo es algo imposible. Así lo asegura el ex ministro de Salud Rafael Orihuela, quien explica que lo que se puede evitar es que esos animales estén en las cercanías de las casas.
"Es un problema de aseo. Hay que botar la basura, mantener las viviendas limpias y calentar las bebidas porque los chipos no soportan temperaturas de más de 39ºC.
También es recomendable tapar las comidas y bebidas para que no se contaminen con excremento de chipo, pues los cuatro brotes que han aparecido en los últimos años han sido vía oral", añade.
En 2007, se registraron 103 casos de personas infectadas de mal de Chagas en Chacao; en 2008, fueron 89 afectadas y 5 fallecidas en Chichiriviche de la Costa; y, ahora, aproximadamente han sido 18 los infectados en el sector La Pedrera, de Antímano, donde un niño de un año falleció.
El ex ministro señala que, cuando se presentan brotes de este tipo, generalmente los casos son muy severos y con poco lapso de tiempo entre uno y otro. "La contaminación en Antímano tiene que haber sido a través de una fuente común: o todos comen en un mismo comedor, o van a la misma escuela, o tomaron del mismo jugo, o consumieron comida de un mismo mercal", estima.
NO BASTA CON FUMIGAR
Teorías vienen y van acerca del mal de Chagas. En los últimos días se ha expuesto la erradicación del chipo a través de la fumigación. De acuerdo con Orihuela y con el director de Salud del estado Miranda, Gustavo Villasmil, esta medida no resulta efectiva.
"La gente cree que fumigar es como echarse desodorante. Eso no es así. Las tres variables que ocasionan la mayor presencia de los chipos son: basura, animales callejeros y el estado en que se encuentran las casas. Con la fumigación, se muere uno de cada tres chipos.
Más que fumigar lo que hay que hacer es cortar las matas, limpiar las botellas, las frutas y verduras", aclara Villasmil.
Orihuela, por su parte, agrega que las campañas de fumigación tienen la desventaja de que el insecticida elimina más insectos susceptibles que el propio chipo. "En vez de disminuir la cantidad de los transmisores del mal de Chagas, aumenta porque al matar a otros insectos, se le está dando más espacio al chipo. Además, los montes de Caracas están repletos de esos animales, así que matando a los que están en las casas no se logra nada porque al día siguiente vienen los del monte", explica.
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